domingo, 5 de julio de 2015

"Hace 100 años una hambruna dejó a Líbano diezmado"


Foto real de libanesas 1915
      Líbano recordó este año la hambruna que hace un siglo diezmó a un tercio de su población, propiciada por el doble bloqueo de la Primera Guerra Mundial y una plaga de langostas. Entre 150 000 y 300 000 personas murieron desnutridas entre 1915 y 1918, según diversas estimaciones. Los supervivientes ya han fallecido, pero los archivos desempolvados recientemente permiten redescubrir el drama de hombres, mujeres y niños que murieron en las cunetas o se vieron obligados a alimentarse a base de cortezas de árboles. “Fue la peor catástrofe de la historia de Líbano. Ni siquiera la guerra civil entre 1975 y 1990 ha sido, proporcionalmente, de tal magnitud”, ha afirmado el historiador Youssef Mouawad. Afectó a Monte Líbano, que era entonces un territorio autónomo de 450.000 habitantes bajo dominación otomana y embrión de lo que se convertiría en 1920 en el actual Líbano. 

       La hambruna ha sido la causa indirecta del agrandamiento de Líbano, con regiones agrícolas como la Bekaa (este) para garantizar la viabilidad de la joven república. 'Tengo hambre, tengo hambre' Con motivo del centenario de la tragedia, el historiador Christian Taoutel y el padre Pierre Wittouck publicaron un libro que revela testimonios inéditos de jesuitas. La gente “caía al suelo, vomitando sangre”, los cuerpos de niños acababan sobre pilas de basura, cuenta un testigo.
  
      En su diario, un padre superior cuenta haber visto en 1917 cómo las ratas roían cuerpos y casos de antropofagia, como el de un hombre que mató a sus hijos de 8 y 10 años para alimentarse. “La gran reformista turca Halidé Edip decía que no se atrevía a dormir en Beirut porque escuchaba toda la noche a la gente gritar 'tengo hambre'”. Cuenta Mouawad.

     Pero la situación empeoró cuando “los Aliados impusieron un bloqueo” en el Mediterráneo para cortar el suministro a los otomanos. Y más tarde, con el bloqueo terrestre decretado por Djemal Pacha, miembro del triunvirato militar del imperio otomano, que asfixió al Monte Líbano, poblado sobre todo por cristianos maronitas protegidos por Francia. En 1915, “el año de la langosta” , estos insectos “lo devoraron todo”, explica Khalife, profesor de la universidad libanesa. Los otomanos en guerra “confiscaron además” animales y cosechas, recuerda Mouawad. Según él, este episodio doloroso se borró de la memoria colectiva por la vergüenza y la culpabilidad. 

   “Morir de hambre no es heroico, al contrario de morir defendiendo la aldea o en las trincheras”, explica. Algunas familias libanesas se enriquecieron vendiendo alimentos almacenados, afirma Mouawad. Y “hubo mujeres que vendieron su cuerpo por un bocado de pan y hombres que vendieron su terreno por una naranja”. Los historiadores se oponen a utilizar el término de “genocidio” , porque “no se estableció” que hubiera habido intención “de liquidar a la población”, según Mouawad. Oficialmente la tragedia cayó en el olvido porque, al haber afectado a más cristianos que musulmanes, no unía a la joven república. Ocupa dos párrafos en los libros escolares y no se han previsto conmemoraciones.


Fuente Diario El Comercio.

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