martes, 23 de octubre de 2018

La economía cafetalera y las casas comerciales, donde los inmigrante libaneses (Saldivias-Saliba) fueron agentes viajeros

     

El Siglo XIX a nivel mundial se caracterizó por ser un periodo de grandes cambios económicos y sociales producto de la revolución industrial. El fenómeno de la industrialización se inició en Gran Bretaña durante la segunda mitad del siglo XVIII, fundamentada en la aplicación de la fuerza mecánica a la producción y luego con la invención de la máquina de vapor la cual transformó el sector transporte. Este proceso de industrialización se trasladó a Francia, Alemania, Japón, Estados Unidos y de ahí al resto del mundo, con la industrialización, cambia la relación hombre —ciencia— técnica y con ello la producción económica, lo cual influyó de manera directa en el desarrollo del capitalismo a nivel mundial.

      Con los profundos cambios ocurridos en el sistema económico mundial en cuanto a la producción de bienes y servicios, acompañado de la exportación de capitales hacia mercados que ofrecían potencialmente materia prima y mano de obra, se incentivó la inversión extranjera (IE). Particularmente en Venezuela, la IE se concentró en tres sectores específicos: la minería, los servicios públicos y el transporte, cuyo incremento es notable durante la segunda mitad del siglo XIX, en parte por la reestructuración del sistema económico venezolano, que se implementó durante el gobierno centralizador de Antonio Guzmán Blanco (1870-1888)1.

     A pesar de las condiciones económicas desfavorables y la inestabilidad política en Venezuela en el siglo XIX hubo una tendencia hacia la instauración de Casas Comerciales Extranjeras, las cuales por lo general se dedicaban a la importación y exportación de mercancías, víveres, ferretería, importación de café y operaciones. Las primeras Casas Comerciales Extranjeras que se establecen en Venezuela eran de origen alemán, inglés, americano, francés e italiano, particularmente las firmas de origen alemán, fueron las más reconocidas y arraigadas en el país.

       Hubo presencia de Casas Comerciales Extranjeras en los principales puertos de Venezuela: Ciudad Bolívar, La Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo, en este contexto, se entiende que el puerto de Maracaibo se convierte en el segundo más importante del país desde el siglo XIX, debido a que la producción cafetalera de los estados andinos se exportaba a través del puerto de Maracaibo, el más cercano y propicio para las actividades de importación y exportación. De acuerdo a Nikita Harwich Vallenilla (1992):

   El mayor aporte de las casas comerciales extranjeras fue su experiencia en cuanto a los procedimientos y manejos del negocio de importación y exportación y sus contactos con corresponsales en los grandes puertos europeos o norteamericanos (t. I, 14).

    En este sentido, las Casas Comerciales Extranjeras promovían la dinámica del sistema agroexportador, desde el puerto de Nueva York procedían más de la mitad de las importaciones, y hacia allá se dirigían la mayor parte de las exportaciones. Nueva York se convirtió en el centro redistribuidor de la economía agroexportadora e importadora venezolana hacia localidades como Hamburgo, Marsella, Burdeos y Liverpool.

Asimismo, hubo un importante incremento en los capitales exportados en el año económico de 1859-   1860, debido a una mayor presencia de las casas de comercio y la posición del café venezolano en el mercado mundial. Esta situación fue promovida por:

    El alza acentuado en la movilización de capitales [que] ocurre durante la década de 1850 y eso tiene que ver con la llegada a Maracaibo y puerto Cabello del comercio alemán. (…) en los siguientes años nuevas firmas alemanas se establecen .. y monopolizan, fundamentalmente, el comercio del café desde el financiamiento de la cosecha hasta su extracción a los principales mercados europeos y norteamericanos (…) las casas ‘Minlos Breuer y Cía.’, ‘Schmilinsky y S.A.’, ‘Blohm Mecklemburg y S.A.’, ‘Schön Wilson y S.A.” y “Riedel Bornhorst y S.A.’, en este mismo orden de mayor a menor en importancia, exportan el 77% del café que sale por el puerto de Maracaibo. (Cardozo Galué (s/d): 26-27).

     La función de las casas comerciales no se limitó a incentivar el comercio exterior de los rubros venezolanos, también constituyó una especie de dependencia en cuanto a los productores y las operaciones de crédito, las cuales fueron uno de los principales mecanismos de control del mercado y extracción de beneficios a los productores. En Venezuela, la ausencia de un sistema bancario que otorgara préstamos y la continua escasez de capitales, ponía a los productores en manos de los comerciantes y de las condiciones que ellos fijaran, eran ellos los únicos que tenían el dinero y las mercancías que los hacendados necesitaban para la producción y el consumo.

   Esta labor de las casas comerciales las realizaban a través de sus agentes viajeros (Inmigrante Libaneses ,Saldivia), quienes se convertían en compradores de café y vendedores de todo tipo de mercancías, en algunos casos el productor retiraba durante el año telas, abrigos, calzados, sombreros, herrajes, utillaje de labranza, víveres y demás artículos necesarios para el mantenimiento de la casa y la hacienda. Al fin de la cosecha, el agricultor entregaba al comerciante su café, las cuentas se liquidaban sobre el precio del día, mientras al agricultor se le cobraban las mercancías retiradas según en valor del momento 2. De esta manera, las casas comerciales colocaban en el mercado el café a precios del mercado internacional desarrollándose una relación de desigualdad en las ganancias y rentabilidades para los agricultores.

   Los agentes viajeros, no eran sólo empleados de la casa comercial, ellos representaban toda una dinámica de vida ligada a la actividad comercial, en la cual existió una estructura casi familiar producto de la misma actividad laboral que incitaba lazos de lealtad y confianza. Trabajar en las Casas Comerciales Extranjeras implicaba responsabilidades y era una actividad que estaba en consonancia con los ideales de la mayoría de los jóvenes contratados desde la casa matriz ubicada por lo general en países europeos, quienes venían con la idea de escalar posiciones dentro de las firmas comerciales, hacerse socios y lograr tener una posición económica que posteriormente les permitiera regresar a su país.

El papel de los agentes viajeros era fundamental para la expansión de las actividades de la casa comercial, por lo tanto, el agente viajero debía de ser sutil con los clientes a fi n de lograr el mayor número de ventas para las casas comerciales. Con frecuencia eran publicadas en la Revista Mercantil, Órgano de la Cámara de Comercio de Maracaibo recomendaciones para mejorar las funciones de los agentes viajeros:

Como medida que iba dirigida directamente a todos los empleados de las casas comerciales, ellos debían mover la voluntad del cliente para hacerle desear, o preferir lo que deseamos venderle, para interesar al comprador y dirigir su voluntad hacia el negocio que se le quiere proponer, una de las condiciones más esenciales que debe poseer el vendedor es un buen carácter y una agradable disposición (1923:117).

Se trataba de un protocolo en el trato a los clientes, era todo una labor de mantener al cliente satisfecho y de lograr los objetivos manteniendo una actitud de respeto, diálogo, atención y servicio a los clientes, en una Venezuela en donde no existía un sistema bancario consolidado, en la cual los agentes comerciales servían de vinculo y referencia cuando de préstamos, ventas y cobro de mercancía se trataba. Los agentes viajeros debían ser atentos con los clientes, ya que por lo general los acuerdos eran realizados en base a créditos que se supeditaban a los resultados de las cosechas de café anuales. Por lo tanto, eran parte del proceso crediticio de los productores cafetaleros, y en general a la dinámica del circuito agroexportador.

Las actividades desempeñadas por los agentes viajeros era de vital importancia para el funcionamiento de las Casas Comerciales Extranjeras y que muchas veces se veía obstaculizada por los difíciles medios de comunicación, hasta las primeras décadas del siglo XX los principales medios de trasporte eran recuas, carreteras y pequeñas embarcaciones para el tráfico fluvial y marítimo.

Era de tal importancia la función de las Casas Comerciales Extranjeras en la economía cafetalera que con motivo de la celebración de los dos años de publicación de la Revista Mercantil (junio 1924: 413 -473), se realizó una reseña acerca de la fundación y desarrollo de las casas comerciales, lo que nos permite conocer con detalle las relaciones y funcionalidad de las mismas en las actividades económicas. De esta fuente se presenta la siguiente información acerca de las casas comerciales extranjeras:

La Casa Breuer, Möller & Co. Sucs: 
Esta casa fue fundada en el año de 1860 por los señores Montavio & Minlos, firma que pasó a ser Minlos, Breuer & Co, en 1865, la que fue sucedida en 1896 por Breuer, Möller & Co, antecesora inmediata de la Breuer, Möller & Co. Sucs. Esta firma se dedica en grandes escalas a la importación de mercancías, víveres y ferretería y a la importación del café, realiza además operaciones bancarias, tiene establecimientos sucursales en las plazas de San Cristóbal, Estado Táchira; Cúcuta y Barranquilla de la República de Colombia y además un depósito de víveres de Sabana de Mendoza, en el Estado Trujillo.

Algunos de los socios de la firma fueron los señores F.W Birtner, Paul Grosser, Paul Dorn, domiciliados en Hamburgo; E. Von Jess, W. Larsen y H. Kammann radicados en Maracaibo, Edwald Gumpel, en San Cristóbal, y F Bellingrodt, H. Juhr, en Barranquilla, además en carácter de factores mercantiles se encontraban los señores R. Scharder, A. Möller, W. Friedel, Arno Gerlach, Hans Henschel, E. Rappard y J.M. Ortega Rincón, este último sólo tenía poder para Maracaibo. Contaba con unos cincuenta empleados en sus oficinas y departamentos, trabajan en sus depósitos de frutos, en el de Sabana de Mendoza en Trujillo y en los departamentos de mercancías y víveres cerca de 100 peones diariamente. También en las casas sucursales había un número igual de personas empleadas, fuera del personal de la casa de los señores Julio A. Añez & Co., de quienes esta casa fue comanditaria3.

La Christern, Zingg & Ca:
 Fue fundada en Maracaibo el 16 de enero de 1876, por el señor W. Christern, siendo sus actuales socios los señores W. Christern (hace ya tiempo retirado en Lübeck. Alemania), Gustavo Zingg, Adolfo Christern y Hans Zittlosen, teniendo como apoderado general al señor Meter Gastreich. La oficina en Maracaibo mantenía un personal de 31 empleados bajo la dirección de los socios y asesorados por su poder general, en sus talleres de curtiduría que producen suela de general aceptación en la República por su buena calidad, además mantiene a no menos de veinte personas en el cuidado de sus potreros de crianza de ganado vacuno, cuyo ramo es motivo de atención especial.

Christern, Zingg & CaSon importadores y exportadores, agentes de la “Hamburg-Amerika Linie”, asociación naviera alemana, únicos vendedores para los estados Táchira, Mérida, Trujillo y Zulia de las conocidas máquinas para escribir “Continental”, bicicletas y motocicletas “Wanderer”, motores marinos “Hanomas Lloyd”, exportadores de cueros, máquinas para calcular “Trinks-Brunsuiga”, motores de petróleo crudo “Diessel Benz”, exportadores de café, industriales.

La A. Dubuc & Ca. Sucs (Rafael J. Alegretti);
 Fue creada por el señor Alonso Dubuc, asociado en 1891 con el señor Arturo M. Ochoa para formar la firma Dubuc & Ochoa, hasta 1902 que disuelta continuó la firma A. Dubuc hasta el 30 de abril de 1923, en que se constituyó la fi rma A. Dubuc & Ca., asociando a su antiguo apoderado Rafael J. Alegretti, empleado de la casa desde 1891, quien con la fecha de 30 de junio de 1924 ha asumido el activo y pasivo de la firma para continuar los mismos negocios bajo la razón social de A. Dubuc & Ca. Sucs.

Julio A. Añez & Ca., Sucesores:
 El 15 de febrero de 1894, la firma mercantil Luciani, Avila & Co., radicada en la ciudad de Maracaibo y el señor Julio Antonio Añez, constituyeron la sociedad mercantil en nombre colectivo que giró bajo la firma de Luciani, Añez & Co., reservándose exclusivamente al señor Julio Antonio Añez el uso de la firma social, con el objeto de toda clase de negocios comerciales y en especial sobre efectos de ferretería, quincalla y marina, sobre comisiones y exportaciones, constituyendo el 26 de febrero de 1894, como factor mercantil, al señor Héctor J. Soto. En 31 de marzo de 1901, se disolvió la expresada sociedad mercantil Luciani, Añez & Co., sucediéndole la de Julio A. Añez & Ca., constituida el 10 de julio de 1901 en comandita simple, por los señores Breuer, Möller & Co.

Firnhaber & Co:
 Esta sociedad tuvo su fundación el 1º de julio de 1908, bajo la razón social de Rayhter & Firnhaber, como importadores de mercancías secas y sus ventas por mayor, el 1º de marzo de 1919, por separación del socio Rayhter, la firma fue modificada por la de Firnhaber asociado al apoderado señor A. K. Mittenzwei, siendo en esta misma oportunidad que se traslado el almacén al edificio de la Marina, avenidas “Gómez” y “La industria”, el edificio con destino a sus ofi cinas y mayor, reformando a la vez conveniente y lujosamente el adjunto edifi cio de su detal que da frente a la avenida “Gómez” Nº 19, con la fecha de 30 de junio de 1924, entra a formar parte de la firma como socios de ella el señor Ernest Firnhaber, apoderado de la casa hasta hoy y hermano del principal señor Otto Firnhaber.

Pinedo & Brigé: 
Firma establecida en 1922, especializada en el ramo de automóviles, siendo uno de los almacenes más completos de su género en la localidad. Además eran los agentes de las acreditadas marcas ‘Hudson’ y ‘Essex’”.

La Casa Blohm & Cía.:
 Fue fundada en 1854, sus actividades eran diversas: el comercio de importación y exportación, la actividad agrícola, la realización de préstamos, importación de mercancías secas y exportación de café, víveres, ferretería, esta firma mantenía varias sucursales en el país. Una vez de regreso a Lübeck, el señor Blohm se propuso ampliar sus operaciones comerciales hacia el occidente de Venezuela, en 1857: establece oficinas en Caracas, en 1880 en la ciudad de Valencia y en 1898 en Barquisimeto. Esta compañía fue:

La primera casa comercial alemana establecida en Maracaibo (…) el edificio estaba situado (…) [frente al lago] justo al lado del desembarcadero. En la planta baja estaban los almacenes y las oficinas (Rodríguez, 2000: 134).

Eran diversas las actividades a las que se dedicaban las Casas Comerciales Extranjeras y en la medida que la estructura económica se ve influenciada por la actividad petrolera, éstas se van incorporando al dinamismo relacionado con este sector industrial de la minería, no obstante, mantienen la preponderancia de la actividad económica tradicional: la agroexportación.

Las actividades de las Casas Comerciales Extranjeras no estaban desligadas de los conflictos internacionales, lo que afectaba en algunos casos el funcionamiento del capital extranjero en Venezuela; tal como fue el caso de la participación de Alemania en el conflicto bélico en la primera guerra mundial, en ese momento:

Los intereses británicos y franceses enfrentados al imperio prusiano de Guillermo II provocarán que la casa Kolster, de origen germánico, encargada de despachar —al igual que la Bauer—, grandes rumas de café de Puerto Cabello y Maracaibo hacia Hamburgo y los puertos del antiguo imperio Austro—Húngaro, cesen en sus envíos regulares paralizando las actividades navieras de sus empresas a causa del conflicto (Cordero Velásquez, L., 1990: 48).

Durante el periodo entre guerras, el funcionamiento de las Casas Comerciales Extranjeras va a disminuir su influencia, principalmente por depender de las fluctuaciones del mercado internacional y por la carencia de inversión en la modernización de la producción cafetalera, la cual desde finales del XIX se halla incapacitada para competir con otros mercados exportadores de café, como es el caso del café procedente de Brasil, cuyo rubro se convirtió en un producto más rentable y representaba un mercado más estable que el de Venezuela.

Mientras que en Brasil se produjo algunos adelantos importantes en materia tecnológica y científica, orientados al perfeccionamiento de la técnica de cultivo del café, en Venezuela se mantenía las mismas condiciones de atraso en cuanto a técnicas de cultivo y explotación de la tierra, lo que generó que el café de otras naciones fueran ahora de mejor calidad que el producido en las regiones andinas.

La falta de inversión de capitales y el endeudamiento de los productores con las Casas Comerciales Extranjeras generó un estancamiento en la producción del café. Aunado a esto, no existió un verdadero impulso de parte del Estado por mejorar las condiciones crediticias del productor agrícola. Si bien es cierto, en el año de 1928 se crea el Banco Agrícola y Pecuario, los fondos con los cuales contaba no eran suficientes para encarar la situación económica de muchos agricultores.

A estas circunstancias hay que agregar la caída general de los precios, mejor conocido como la crisis de 1929, en donde la producción del café y la agroexportación en general entraron en crisis. La confluencia de estos factores influirá en la disminución de la presencia de las Casas Comerciales Extranjeras en el sistema económico venezolano hasta la progresiva desaparición de la mayoría de ellas.

De igual forma, la crisis de 1929 no afecta de una forma brusca al sistema económico venezolano que ya para este momento se encuentra más orientado hacia la explotación petrolera. Se trata de la subsistencia de los dos sistemas económicos, el tradicional agrícola y el moderno petrolero, que a lo largo del siglo XX, es el que domina el panorama del sistema económico mundial, así como el de las actividades económicas de Venezuela. Inclusive:

Para el año de 1934 la situación de la industria cafetalera es verdaderamente lamentable; el Ejecutivo Federal destinó diez millones de bolívares para ayuda de los agricultores del café y cacao más necesitados de los estados Trujillo, Mérida y Táchira que sumaron 34.402, pero por el otro lado entraron grandes cantidades de materiales y maquinarias para el desarrollo de la industria petrolera en el Lago de Maracaibo (Pérez, C. A., 1988: 59-60).

Estas circunstancias son las que dan origen al declive de la economía agroexportadora y al surgimiento de la economía petrolera, incentivada por la supremacía que empieza a tener el petróleo como fuente de energía no solo para cubrir necesidades humanas sino para poner en funcionamiento una serie de maquinarias bélicas

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